¡Está feo mi juguete!

¡Está feo!, fue lo que dijo Bryan, después de recibir, examinar y tratar, detenidamente, de encontrarle utilidad a su “nuevo juguete”. Yo, a su lado, después de observarlo todo ese rato, con mucha curiosidad de saber cómo funcionaba “tan extraño artefacto” y después de escuchar su queja, procuré cambiar su estado de decepción, y le dije: ¡No está tan feo! ¡Veamos qué hace! ”.

Comencé a examinarlo, moverle sus piezas y hacer una que otra broma con él, para ver si así, le sacaba una sonrisa al pequeño. Confieso que, en lo personal, me divertí mucho con el muñeco; pero fallé en mi intentó de alegrar a Bryan. Es que en honor a la verdad, el susodicho muñequito en forma de bicho extraterrestre no estaba tan nuevo, más bien algo raspado y descolorido. Aquel artículo fue uno de los tantos juguetes que llegaron aquel día al Orfanato. No fueron iguales todas las reacciones de los niños. Definitivamente a Bryan no le agradó recibir un objeto usado. Y mi pregunta es ¿a quién si le gusta?

Esta experiencia me hizo reflexionar y recordar. Cuando fui niña, yo si conté con una familia que me dio mucho amor y en muchas ocasiones juguetes nuevos. ¿Será por eso que esta vez a mí no me afectó, el jugar con un juguete usado como a Bryan? Artículos usados, por lo general, es todo lo que los habitantes del Orfanato han recibido desde hace mucho tiempo, y para ser sincera, no sé si todas sus vidas. ¡Cuánto anhelan estos pequeños, regalos nuevos! Y más allá de regalos, ¡AMOR DE FAMILIA!

Son pequeños sin familia, algunos sin madre, otros sin padre y unos cuantos huérfanos totalmente. Cada uno tiene una historia que contar. Todos ellos han encontrado en el Orfanato un hogar. Muchas personas, son las que con una buena intención y con un corazón filantrópico se dedican cada cierto tiempo, a recolectar artículos que puedan ser útiles para “los niños necesitados.” A mi parecer, es una acción muy loable. Pero ¿quién conoce, sino los niños necesitados, de recibir objetos de segunda mano?

Definitivamente, ellos son los que nos enseñan lo que significa la humildad. Muchos niños en el Orfanato, aquel día, estaban muy felices con sus juguetes “nuevos”. Han aprendido a divertirse y ser felices con lo que tienen a la mano. Como reza el dicho, han aprendido a “arroparse hasta donde alcanza la sábana”, o han aprendido a “hacer limonada con los limones que le caen del cielo”.

Aprendí dos grandes lecciones con esta experiencia: 1) Cuando exista la oportunidad, de vez en cuando, es bueno regalar cosas nuevas a niños necesitados, no sólo cosas usadas; 2) Es posible ser feliz con lo que se tiene.

Joelito, de menor edad, me lo demostró. Fue uno de los niños que si le gustó mucho su regalo. Bryan, tendrá que aprender de sus otros amigos. Le va a costar, no le culpo; pero estoy segura que logrará entender que la felicidad es una actitud del alma, y que no depende de las personas, cosas o circunstancias.

Nuestro trabajo en el voluntariado es ese, el poder cultivar valores en ellos y proponerles llevar una vida más feliz a pesar de su situación. ¡Estamos trabajando!


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