Pinceleando

Cuando era muy pequeña y estudiaba en el Liceo Cristino de Guayaquil, a mi hermano David le regalaron un cassette de  Steve Green por haber terminado la primaria, y recuerdo que nos gustaba tanto, que nos aprendimos casi todas las canciones de ese álbum.  También recuerdo como hacíamos competencia de quien resistía más cantando la parte final de la “Sinfónica de Dios”, donde necesitabas tomar bastante aire para lograrlo. Al final ninguno lo conseguía, no he conocido a la persona que le haya dado la talla a tremendo cantante, ¡Que pulmones se manejaba! Una de las canciones que nunca olvido es la que dice: “Aquel quien la buena obra empezó, será fiel en completarla, Él es el fiel en completarla, el que la comenzó será fiel en completarla en ti”. Y aplicando un poco esta canción al cuadro que comencé a pintar hace tres o cuatro meses atrás, hoy mis ojos vieron al final el término del mismo. Hoy al fin lo pude terminar. Entre broma y broma mi familia y un amigo que visita regularmente mi casa en Guayaquil, veía el caballete con el cuadro en mi cuarto, y cada vez y cuando me decía: ¡No has avanzado nada! Yo le respondía entre risas, “lo que pasa es que estoy pintando un color por mes”. Hace aproximadamente un mes estoy viviendo en la casa de mis padres en la Península. Tuve que darme un descanso por algunas razones. Y yo dije, llegó el tiempo de terminar por fin el cuadro. Y no ha sido fácil, es decir, pintarlo no fue tan fácil como imaginé. Recordé lo que mis profesores de arte en la universidad decían que para dar a luz una obra de arte se sufre. Al inicio ver el lienzo en blanco y no saber qué pintar es un sufrimiento, y al final ver que lo que imaginaste en tu mente no quedó tal cual como lo concebías, también es un sufrimiento. Bueno, en esta ocasión no sufrí por ninguna de estas dos razones, sufrí por otras, como sacar los colores exactos que necesitaba, o tratar de encontrar en que espacio va cada color. Un día termine con dolor de cabeza de buscar esos espacios. Sufrí cuando pensaba que ya había acabado con un color y desechaba el sobrante y continuaba con el siguiente color, y luego de unas horas, me daba cuenta que faltaba pintar una parte con el color anterior, y debía volverlo hacer, ¡Uffff! La verdad fueron muchos colores, no me he tomado ni me tomaré la molestia de contar cuantos colores preparé. Lo que me hace feliz es ver terminada mi obra de arte y estoy satisfecha con ella. A parte del sufrimiento de los detalles contados, realmente disfruté cada pincelada mientras escuchaba algunas canciones que elegí para darle ambiente al salón. He hecho algo que hace tiempo tenía ganas de hacer, pintar un cuadro, y por falta de tiempo no lo había podido hacer. Además me ha ayudado a mantenerme ocupada en este tiempo y lo más importante me ha ayudado a sanar. Pintar este cuadro me ha hecho recordar la canción de Steve Green, y llenarme de esperanza que así como hoy terminé una obra que empecé, de la misma manera Dios terminara su obra que empezó en mí. Una obra que implica una dicotomía entre sufrimiento y placer. Pero el final, con Dios, siempre es glorioso.







Comentarios

  1. lindo,, y si Dios lo va a lograr en ti nada mejor que tener esperanza en todo tiempo y luchar por lo que se quiere, he ahi los resultados.
    Jeremías 32:27 dice: “Yo soy el Señor, Dios de toda la humanidad. ¿Hay algo imposible para mí?”. Dios tiene dominio sobre todas las cosas de este mundo

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