A fuego lento

A mi mami le gusta freír la comida a fuego lento, sobre todo el pescado entero. Dice ella que es la mejor forma de hacerlo, para que se cocine bien hasta el centro. Como una buena maestra, me sabe decir cuando cocino junto a ella: "Bajito, niña, bajito", mientras mueve con tanta precisión la perilla que controla el gas de la cocina. Y no es porque sea mi mamá, pero le sale súper rico el pescado frito. Siempre la espera vale la pena, cuando ya en la mesa nos sentamos a comernos un pescado cada una, junto a unos verdes asados y una buena taza de café.

Esto hoy me ha hecho pensar en lo importante de las cosas hechas "a fuego lento". En un mundo que corre tan deprisa es bastante difícil encontrar el valor de la quietud. Y cuando hablo de quietud no  me refiero a quedarse estático sin hacer nada. Me refiero al valor de hacer las cosas con calma, paso a paso, sin mucho ruido y monitoreando resultados. 

Admiro mucho a aquellas personas que trabajan silenciosamente, de manera constante, responsable, sin alardes, personas que al final del día, presentan resultados reales y tangibles, no sólo palabras ni promesas sin cumplir. Es muy bueno ser ese tipo de personas, que tienen una visión clara de adonde van y que cada cosa que realizan tiene un propósito claro. 

Es muy fácil caer en la tentación de querer hacer todo rápido y obtener resultados inmediatamente. Pienso que lo único que trae el correr tan a prisa, es cansancio. Estoy aprendiendo a tomar una postura serena al emprender nuevos desafíos. Al fin y al cabo, como el viejo dicho reza: "No llega antes el que corre más rápido, sino el que sabe a donde va".


Comentarios

  1. Me gustaría probar ese pescado frito a fuego lento de tu mami! Buen pensamiento, gracias por compartirlo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Cuando quiera! Está invitado a la península. No más me avisa :)

      Eliminar
    2. Cuando quiera! Está invitado a la península. No más me avisa :)

      Eliminar

Publicar un comentario

Entradas populares