Una nueva concepción de mi nombre

Estoy leyendo el libro Atributos de Dios de A. W. Tozer y llegué al capítulo sobre la Justicia de Dios. La justicia ha sido un tema que siempre me ha apasionado y diría yo que hasta obsesionado, y mucho más desde que me enteré, que el significado de mi nombre es “Dios es mi justicia”. Cuando me enteré de este significado, pues yo dije, ¡Ahora entiendo!, ahora entiendo porque siempre tiendo y me esfuerzo en portarme siempre correctamente, a pensar siempre antes de actuar, si la decisión que tomaré es correcta o no. Confieso que he sido muy severa conmigo misma, al tener que calcular cada paso que doy o cada palabra que digo, porque mi nombre así lo determina. He sido muy orgullosa cuando me veo como una buena niña, y he sido muy severa conmigo mismo cuando yerro, dejando que la culpa llegue a carcomer mi alma de manera descontrolada. Hoy he sido libre de este concepto erróneo de mi nombre, de lo que significa justicia. Hoy Dios me iluminó al entenderle a Él de la manera correcta. Dios es justicia. No se imaginan el gran suspiro de alivio que di, al leer que la justicia de Dios, o sea Dios, está a favor de sus hijos. Debo dejar a un lado la obsesión que tengo por siempre hacer lo correcto, porque no soy Dios (perfecto) soy una simple mortal que se puede equivocar. Y cuando nos equivocamos se activa el atributo JUSTICIA DE DIOS en nuestras vidas. Cuando confesamos nuestro pecado, Él es fiel y justo para perdonarnos y limpiarnos (1 Juan 1:9). Su justicia está basada en la obra de Cristo. Una obra a la cual nada puedo añadirle yo. Una obra que es completa, infinita y eterna como lo es Dios. Una vez más Dios le dio un knock out a mi orgullo, y me alegro por eso. Me alegro al sentirme ligera, descubriendo este nuevo significado de mi nombre. Termino con una frase de Tozer que escribió en este capítulo, que me hizo reír tanto. En un tono burlón, el confiesa que “en una ocasión le di gracias a Dios por haber pecado, porque esto me dio la oportunidad de ser perdonado”. Muy gracioso, pero es la pura verdad. ¡Me siento iluminada! jeje