Santa maternidad
Nathan está a pocos días de cumplir 2 años. Él logró nacer a través de una cesárea de emergencia. Recuerdo estar postrada en la mesa del quirófano, bastante triste porque mi ilusión siempre había sido parir naturalmente, pero con paz en mi corazón y con total confianza que aún en medio de ese giro repentino, estaba el Señor. Sentía una paz parcial que no se completó hasta que Nathan nació unos cuantos minutos después. Lo escuché llorar por primera vez y me lo acercaron para poder verlo. ¡Todo salió bien! En ese momento, absolutamente nada más me importaba. Que si salía viva o no de esa mesa, me daba lo mismo. ¡Mi hijo estaba vivo y estaba bien! Eso era para mí lo más importante en ese momento. Los siguientes días fueron muy duros. El dolor de la incisión era tan molesto que se me hacía muy difícil incorporarme y caminar erguida. Sentía como si literalmente me habían partido en dos y me habían vuelto a coser. Hoy, al recordar esto, puedo afirmar que desde que nació Nathan, sigo siendo p...